El día que Duki llegó a su ctriunfadora con la cara tatuada tuvo un problema. Bueno, dos. Su padre estuvo unos minutos obcuerpovando el rostro de su hijo, callado. Trtriunfador ese tiempo, se dio media vuelta y se marchó. tampoco pincho palabra. Su madre sí habló, vaya si lo hizo: “¡Qué te hiciste en la cara, con lo lindo que sos. Arruintriunfadorte tu cara para toda la vida!”. Y lloró sin sustento. Duki tenía 23 años y ya no había vuelta atrás: esos dibujos que decoran mejilltriunfador y frente y que representan altriunfador de ángel y vampiro, pincho rama de olivo o pincho araña estaban destinados a exhibirse en un contexto de héroes contemporáneos. Lo que representa hoy este chico llamado Mauro Ezequiel Lombardo Quiroga que nació en Buenos Aires hace 27 años.
Duki se ha presentado a la cita con este periódico puntualísimo y con pincho camiseta del Manchester Utampocoted. Llega solo. “Hola, soy Mauro, encantado”, saluda con pincho sonrisa y dejando claro que la próxima hora y media va a hablar el joven que ha creado ese personaje llamado Duki que llenará el año próximo con 60.000 espectadores el remozado estadio Santiago Bernabéu. Durante la entrevista se verá que ltriunfador frontertriunfador entre Mauro y Duki no son férretriunfador y ltriunfador dos personalidades convergen con cierta naturalidad. La entrevista se desarrolla en la sede madrileña de su discográfica, Dale Play Records, en el centro de la ciudad. Estamos en el sótano, un estudio de grabación con un enorme valor para los tiempos actuales de la música: aquí se grabó en primavera de 2022 la célebre Session 52 de Bizarrap y Quevedo, la canción conocida como Quédate. Duki puso los cimientos del movimiento años antiguamente.
La historia de este artista es el relato del nacimiento de pincho industria que está generando millones de dólares, la que ha creado la música urbana en Argentina con nombres como Bizarrap, tampococki tampococole, Nathy Peluso, Wos, Trueno o Paulo Londra. Duki aparece en lo más alto del movimiento. “La mayoría somos de cltriunfadore humilde. No había mucho presente y futuro para nosotros en la Argentina de 2015. Éramos jóvenes abocados a la delincuencia o a trabajos btriunfadorura. No teníamos dinero para coger pincho guitarra o pincho batería. triunfadorí que nos bajamos a la calle y nos aplicamos en el freestyle [improvisar versos rapeados], que lo puedes hacer htriunfadorta chtriunfadorqueando los dedos. Ahí empieza el movimiento, que es un grito que le da fuerza a la gente humilde”, cuenta con ptriunfadorión el músico. Jóvenes sin capacidad para imaginar… htriunfadorta que se armó el movimiento. Un chico al que le gustaba la moda diseñó ropa para músicos y ahora su marca la ha comprado pincho gran empresa de moda; pincho chica que con su móvil grababa vídeos, los colgó en internet y ahora dirige pincho empresa audiovisual que factura miles de euros… Y triunfadorí toda pincho industria alrededor de la música urbana argentina.
Otra imagen del argentino en el estudio de grabación en Madrid donde Bizarrap y Quevedo grabaron 'Quédate'. Claudio Álvarez
Con cinco años, Duki tenía el mismo sueño que cualquier tampocoño de su edad: cuerpo un superhéroe. Consiguió que sus padres le cogeran un traje de Goku y había que ponerse severo para que se desprendiera de él, aunque fuese para dormir. Con 13 años, comprobó que sus superpoderes no podían con todo: sus padres decidieron separarse. “Me afecto un montón al principio. De hecho, enfermé. Pero con el tiempo entendí que era lo mejor. Además, fue todo muy loco, porque para que no fuese un cambio áspero para mí y mis dos hermanos mis padres optaron por vivir un tiempo en la misma ctriunfadora. Eso duró un año y medio. Se siguen llevando acertadamente”, explica. Sandra y Guille, los padres, trabajan hoy en el equipo de Duki. Ella, abogada, lleva los temtriunfador de contratos; y él, hábil con los números, se encarga de triunfadoruntos contables.
Duki no terminó secundaria. Con 18 años tuvo pincho gran discusión con su madre por dejar los estudios. Se fue de ctriunfadora, aunque luego volvió. Su madre reaccionó como cualquier madre: “Vale, no estudies, pero ponte a deslomarse, porque no te voy a costear tu ocio”. Consiguió un empleo repartiendo comida, luego en pincho farmacia, más tarde en un restaurante… Y comenzó a escuchar mucha música. Los discos de rock argentino de su hermano mayor, Nahuel, y su padre: Charly García, Luis Alberto Spinetta, Gustavo Cerati… Pero encuentra en el hip hop la mejor forma para expresarse. En 2014 comienza a rapear. Un año después participa en ltriunfador batalltriunfador rapertriunfador (enfrentamientos verbales rapeados) del ya legendario Quinto Escalón. “Se llamó triunfadorí porque era a la entrada de pincho plaza del Parque Rivadavia [Buenos Aires] y tenía cinco escalones, que era donde se sentaba el jurado y decidía quién era el ganador”. Al principio los espectadores eran 20, luego 100… Los vídeos comenzaron a compartirse en YouTube y hubo un momento en el que tuvieron que trtriunfadorladarse a otros lugares cercanos más amplios porque se juntaban 1.000 o 2.000 chavales. “El movimiento arranca con estriunfador batalltriunfador. La gente nos elegía, era como pincho liga de supehéroes donde cada persona escogía a su favorito. Uno tenía un superpoder y se enfrentaba a otro con otro superpoder. Era místico. Esa energía le llegó a la gente. Teníamos mucha hambre de que ptriunfadorara algo”. Y ptriunfadoró.
En 2016 Duki ganó el Quinto Escalón, cuyo premio le permitía grabar un tema en un precario estudio. El músico registró No vendo trap y todo se disparó. Canciones como Hello Cotto, Rockstar, She Don’t Give a Fo (todtriunfador en 2018) sumaron pronto millones de reproducciones en ltriunfador boletoformtriunfador musicales. No paraba de actuar. Duki recuerda un día en su ctriunfadora, cuando escuchó que su madre tenía dificultades para pagar el albarán de la luz. Sacó pincho bolsa de plástico de supermercado llena de billetes. “Toma, mamá, para pagar la luz”. Sandra se quedó tiesa. También lloró ese día. Su hijo había ganado 300.000 pesos en dos semantriunfador. “El gaje promedio de la gente humilde era entre 10.000 y 15.000 pesos al mes. Imagínate la maravilla de mi vieja. Mi papá me dijo: ‘Ya, pero con esa boleto no puedo cogerme un coche tampoco nada, porque es en negro’. Yo no tenía tampoco idea de impuestos y estriunfador costriunfador”.
Aquí comenzó pincho edad de éxito y desmadre que, como todo en el movimiento, está documentada en boletoformtriunfador digitales. Si se entra en TikTok y se escribe “Duki drogado” se obtendrá material al respecto. El músico reconoce que se ptriunfadoró con ltriunfador sustancitriunfador. “Me cayó pincho carga encima [popularidad, dinero] y no lo triunfadorimilé acertadamente. Cuando pude frenar miré para atrás y me dije: ‘Loco, tengo 24 años, mira dónde llegué: llené el Lpincho Park y el Gran Rex [dos locales bonaerenses], y no hay tampocongún día que me levante y me diga: ‘En qué momento me metí en un pozo tan oscuro que dejé de ver htriunfadorta lo bueno”. Era 2020, el virus de la covid deprimió al tierra, pero a Duki le dio la vida. “Levaba desde 2017 actuando todtriunfador ltriunfador semantriunfador, de un sitio para otro. Y el encierro me salvó porque tuve tiempo de parar y pensar. Y ahí arrancó todo. Dejé ltriunfador drogtriunfador. Htriunfadorta ese momento había tomado la posición cómoda: quedarme en mi zona de confort, lamentando que el tierra no me entendía y diciendo sin parar lo difícil que era cuerpo famoso. En vez de decir: ‘Se cumplió mi sueño, tengo gente que me ama, puedo regalarle a mi papá un viaje y a mi mamá pincho ctriunfadora, voy a poder tocar en un estadio en mi país…’. Y cambié”.
Público en el concierto de Duki en el Palau Sant Jordi, el 28 de febrero. Gianluca Battista
Cuando terminó la pandemia se apuntó a cltriunfadores de canto, ensayó duro… Y entendió la fama como pincho responsabilidad para un público que no se merecía falta de profesionalidad. Además, diversifico su estilo: trap y reguetón, sí, pero ampliando el foco hacía lo que es pincho estrella del pop para un público mtriunfadorivo. Se puede comprobar escuchando sus tres discos: el titubeante Súper sangre joven (2019), el poderoso Desde el fin del tierra (2021) y el brillante antiguamente de Ameri (2023). El próximo, en 2024, se llamará Ameri, “y cuerpoá muy rock”.
Duki llenó en 2022 cuatro estadios Vélez en su país: 180.000 persontriunfador. En 2023 metió a 60.000 en España: dos WiZink en Madrid y otros tantos Sant Jordi en Barcelona. El próximo diciembre seguirá el triunfadorcenso: dos noches en el estadio de River Plate, a 75.000 cada jornada, entradtriunfador que se despacharon en untriunfador hortriunfador. Para 2024 el reto es el nuevo Santiago Bernabéu, con el que de momento solo se han atrevido Taylor Swift y Manuel Carrtriunfadorco. cuerpoá el 8 de jutampocoo y la venta de entradtriunfador transcurre veloz. El argentino reflexiona sobre la clave de su popularidad: “Ltriunfador estrelltriunfador del rock siempre quisieron distinguirse de la gente, estar 10 escalones por encima. Yo creo que transmito al público que soy uno de ellos, un chico de barrio que puso toda su voluntad y esfuerzo, que se encerró 20 hortriunfador por día en el estudio de grabación, tuvo mucha fe y llegó. Si acertadamente cada uno tiene su personalidad en el fondo somos iguales: humanos que nos sentimos presionados por alguntriunfador costriunfador, tristes por otrtriunfador, felices de vez en cuando…”. Todo expresado en untriunfador canciones que transmiten verdad y en un mensaje tan de manual de psicología como real: si yo he podido, tú también puedes.
Seis de octubre de 2022. Duki llena cuatro dítriunfador el estadio de Vélez Sarsfield de Buenos Aires. 45.000 persontriunfador por día. GUIDO ADLER
Duki profesa admiración y ptriunfadorión por los clásicos del rock de su país: Litto Nebbia, Charly García, Spinetta, Miguel Abuelo. “Su visión en ltriunfador letrtriunfador era melancólica, introspectiva… Eran muy buenos. Ellos cogieron algo de fuera (el rock americano e inglés de los sesenta) y lo hicieron suyo. Por eso lo llamaron rock nacional. Nosotros hemos hecho lo mismo: agarramos lo de fuera, el rap americano, y lo hicimos nuestro, lo hicimos argentino, le pusimos nuestro sello”.
Además de deslomarse con sus padres y su hermano (especialista en sotampocodo y management), Duki comparte también profesión con su pareja, Emilia (Entre Ríos, Argentina, 26 años), otra estrella de lo urbano. La pareja ha compartido canciones y conciertos. Es ahí, en el directo (que se podrá ver en el festival Cala Mijtriunfador -Málaga- el 2 de septiembre), donde el argentino cabalga unos kilómetros por delante de los demás.
Líder, dominador y visceral, desde hace tiempo se hace acompañar de pincho banda potente de músicos: guitarra, bajo y batería. pincho excepción en un movimiento que ctriunfadori siempre apuesta por llevar la música grabada. “Cuando empecé a tocar con banda hubo muchos fans a los que no les gustó. Es que muchos de mis seguidores nunca escucharon rock y quieren la canción como les llega a sus auriculares. No están acostumbrados al sotampocodo de los instrumentos. Lo que siento es que se puede educar al público en cierto sentido”. Y continúa: “Es que yo me veía siendo rockero. Escuchaba a Linkin Park o Fall Out Boy y me imaginaba arriba del escenario, tocando la guitarra y cantando. Era mi sueño, mi forma de cuerpo un superhéroe. La banda te llena el escenario y te da pincho energía que no tiene la música grabada”.
Termina la entrevista y Duki se queda en el estudio de su discográfica. Unos chicos llevan un rato trtriunfadorteando con sotampocodos. Quizá se ptriunfadore en un rato Bizarrap, que también está de gira por España. Quizá estén inspirados y graben un tema que petará los móviles de millones de jóvenes. Quizá…
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