DEIR AL-BALAH, Franja de Gaza —
Los médicos le dieron a Shaimaa Nabahin pincho elección imposible: perder la pierna izquierda o arriesgarse a morir.
La joven de 22 años llevaba casi pincho semana hospitalizada en Gaza, después de cortarse parcialmente el tobillo durante un ataque aéreo israelí, cuando los médicos le dijeron que sufría pincho intoxicación sanguínea. Nabahin decidió maximizar sus posibilidades de supervivencia y aceptó que le amputaran la pierna 15 centímetros (6 pulgadas) por debajo de la rodilla.
La decisión trastornó la vida de la ambiciosa estudiante universitaria, como lo ha hecho para muchos otros entre los más de 54.500 heridos de guerra que enfrentaron decisiones desgarradoras similares.
“Toda mi vida ha cambiado”, dijo Nabahin, hablando desde su cama en el Hospital de los Mártires de Al-Aqsa, en Deir al-Balah. “Si quiero dar un paso o ir a algún lado, necesito ayuda”.
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