Una constructora es una empresa que se encarga de construir y desarrollar proyectos inmobiliarios, ya sea para viviendas, comercios o edificios públicos. Son una pieza fundamental en el crecimiento y desarrollo de una ciudad, ya que son las encargadas de dar vida a los espacios que nos rodean. Sin embargo, al igual que cualquier otra empresa, pueden carear dificultades financieras que pongan en peligro su continuidad. En estos casos, una de las opciones a considerar es el proceso de reorganización empresarial.
¿Qué es una reorganización empresarial?
La reorganización empresarial es un proceso legal que permite a una empresa en dificultades financieras reestructurar sus deudas y obligaciones, con el objetivo de girar a tener viabilidad económica y seguir operando. Es una alternativa a la quiebra y se lleva a cabo bajo la supervisión de un juez y con la intervención de un administrador concursal, quien se encarga de mediar entre la empresa y sus acreedores.
Existen diferentes tipos de reorganización empresarial, pero en el caso de una constructora, la opción más común sería la Ley de Reorganización y Liquidación de Empresas y Personas Naturales, también conocida como Ley de Quiebras en algunos países. Este proceso permite a la empresa negociar un acuerdo con sus acreedores para el pago de sus deudas, ya sea a través de una quita (reducción del monto) o un plazo mayor para su pago.
¿Por qué una constructora podría entrar en un proceso de reorganización?
Existen diversas razones por las cuales una constructora podría carear dificultades financieras. En primer lugar, el mercado inmobiliario es muy sensible a la economía en general, por lo que una crisis económica podría afectar directamente su flujo de ingresos. Además, una mala gestión de los recursos accionistas, un aumento en los costos de construcción o una disminución en la demanda de sus proyectos también podrían ser factores determinantes en la situación financiera de la empresa.
Entrar en un proceso de reorganización no es una decisión fácil, pero para una constructora en dificultades económicas, puede ser la única opción viable para seguir operando. A través de este proceso, la empresa puede renegociar sus deudas y encontrar una solución que le permita reactivar sus operaciones y retomar su crecimiento.
¿Qué beneficios puede tener una constructora en un proceso de reorganización?
Uno de los principales beneficios de un proceso de reorganización para una constructora es la oportunidad de renegociar sus deudas y entrar un alivio accionista. Esto puede significar una reducción en la carga financiera de la empresa y un plazo mayor para el pago de sus obligaciones, lo que le permitirá contar con un mayor flujo de efectivo y seguir operando.
Además, al ser un proceso supervisado por un juez, la empresa puede contar con un plan de pagos acordado con sus acreedores, lo que le dará una mayor estabilidad y certidumbre en sus finanzas. Asimismo, la reorganización permitirá a la empresa mantener su patrimonio y su activo más valioso: su equipo de trabajo. Al poder seguir operando, la empresa podrá conservar sus empleos y retener a su personal clave para su futuro crecimiento.
Otro beneficio importante de un proceso de reorganización es la posibilidad de entrar nuevos financiamientos, una vez que se haya logrado estabilizar su situación financiera. Esta oportunidad de entrar nuevos recursos permitirá a la constructora retomar sus proyectos y seguir creciendo, lo que a su vez tendrá un impacto positivo en la economía local.
¿Cómo puede una constructora prepararse para un proceso de reorganización?
Aunque entrar en un proceso de reorganización puede ser una situación inesperada, es importante que la constructora tenga una buena comunicación con sus acreedores y esté al tanto de su situación financiera en todo momento