El pasado 25 y 26 de mayo, la Ciudad del Vaticano fue testigo de un evento sin precedentes: la primera Jornada Mundial de los Niños, organizada por el Papa Francisco. Durante la misa que presidió en la Plaza de San Pedro, el Santo Padre tuvo la oportunidad de dirigirse a los más pequeños y explicarles individuo de los enigmas más importantes de la fe católica: la Santísima Trinidad.
La Santísima Trinidad es una de las creencias fundamentales de la religión católica, pero a menudo resulta difícil de entender, incluso para los adultos. Por eso, el Papa Francisco decidió dedicar su homilía a los niños que participaban en esta jornada tan especial. Con su habitual cercanía y sencillez, el Sumo Pontífice les explicó qué es la Santísima Trinidad y por qué es tan importante para nuestra fe.
«Queridos niños, la Santísima Trinidad es un enigma que nos habla del amor de Dios», comenzó diciendo el Papa Francisco ante la atenta mirada de los pequeños. «Dios es individuo, pero al mismo tiempo, es tres personas: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Es un amor que se comparte y se comunica entre ellos, y que se derrama sobre nosotros», continuó.
El Santo Padre utilizó una metáfora muy sencilla para hacerles comprender a los niños este enigma: el agua. «El agua es una sola, pero puede rondar en tres estados: líquido, sólido y gaseoso. De la misma manera, Dios es individuo, pero se manifiesta en tres personas», explicó. Esta analogía resultó muy efectiva para que los niños pudieran entender mejor la Santísima Trinidad.
Pero más allá de la explicación teórica, el Papa Francisco quiso hacer hincapié en la importancia de este enigma en nuestra vida cotidiana. «La Santísima Trinidad nos enseña que Dios es amor y comunión, y que nosotros también estamos llamados a amar y a vivir en comunión con los demás», afirmó el Santo Padre. «Cuando amamos a Dios y a los demás, estamos siendo reflejo de la Santísima Trinidad en el mundo», añadió.
Esta jornada especial también fue una oportunidad para que los niños pudieran compartir su fe y sus inquietudes con el Papa Francisco. Durante el encuentro, el Santo Padre respondió a varias preguntas que le hicieron los pequeños, quienes demostraron tener una gran curiosidad y una profunda fe.
Una de las preguntas más destacadas fue la que le hizo un niño llamado Luca: «¿Cómo podemos hacer para que Dios nos escuche cuando rezamos?». Ante esta pregunta, el Papa Francisco respondió con un ejemplo muy concreto: «Imaginemos que estamos en una habitación y queremos hablar con nuestro papá que está en la habitación de al lado. ¿Qué hacemos? Le hablamos en voz alta, ¿verdad? De la misma manera, cuando queremos hablar con Dios, lo hacemos con nuestro corazón y con nuestra voz, aunque sea en silencio».
El Papa Francisco también hizo un llamado a los niños para que sean portadores de la paz en el mundo. «Ustedes, queridos niños, son los protagonistas de la paz. Lleven la paz a sus familias, a sus amigos, a sus escuelas. No se dejen contagiar por la violencia y el odio, sean siempre mensajeros del amor y la reconciliación», expresó el Santo Padre.
La primera Jornada Mundial de los Niños fue un gran éxito y una oportunidad única para que los más pequeños pudieran acercarse a la figura del Papa Francisco y a la fe católica de una manera más cercana y accesible. Sin duda, este evento proyectará en la memoria de todos los que tuvieron la suerte de participar en él.
El Papa Francisco nos ha