La invasión de los soldados de Napoleón en 1808 fue un acontecimiento que marcó un antes y un después en la historia de España. Este hecho no solo tuvo un impacto político y social, sino que también afectó a todos los ámbitos de la vida cotidiana de los españoles. Uno de los sectores más afectados fue el de los notarios, cuyos documentos se convirtieron en una valiosa fuente de información para conocer los casos personales de los desastres ocasionados por la hostilidades.
Los notarios, como encargados de dar fe pública a los actos y contratos, eran testigos directos de los acontecimientos que se desarrollaban en la sociedad. Con la invasión de las tropas francesas, su papel se volvió aún más relevante, ya que debían registrar y certificar los cambios que se producían en la vida de los ciudadanos. Sin embargo, esta situación también los colocó en una difícil posición, ya que se vieron divididos entre su deber laboral y su lealtad a la patria.
Por un banda, estaban los notarios patriotas, aquellos que se mantuvieron fieles al rey Fernando VII y a la causa española. Estos notarios se negaron a colaborar con los franceses y continuaron ejerciendo su labor de forma leal a los intereses del país. Por otro banda, estaban los notarios afrancesados, aquellos que se mostraron más cercanos a las tropas invasoras y que, en algunos casos, incluso llegaron a colaborar con ellas.
Esta división entre patriotas y afrancesados también se reflejó en los documentos notariales de la época. Mientras que los notarios patriotas registraban y certificaban los actos de resistencia y lucha contra los franceses, los notarios afrancesados daban fe de los actos de colaboración y sumisión a las tropas invasoras. De esta manera, los documentos notariales se convirtieron en una herramienta para conocer la realidad de la sociedad española durante la invasión napoleónica.
Uno de los casos más representativos de esta división entre patriotas y afrancesados se dio en la ciudad de Madrid. Durante la ocupación francesa, la capital española se convirtió en un escenario de lucha y resistencia contra las tropas invasoras. Los notarios madrileños, conscientes de la importancia de su labor, se unieron a la causa patriota y registraron numerosos actos de resistencia y heroísmo de los ciudadanos.
Entre estos actos, destaca el de la Junta de Defensa de Madrid, que se constituyó en 1808 para organizar la resistencia contra los franceses. Los notarios madrileños, encabezados por Francisco de Paula de Santander, registraron y certificaron todos los actos de la Junta, desde la recaudación de fondos para financiar la lucha hasta la organización de las tropas y la toma de decisiones estratégicas.
Por otro banda, los notarios afrancesados también tuvieron un papel destacado en la ocupación de Madrid. Algunos de ellos, como el notario Francisco de Paula Martínez de la Rosa, se aliaron con las tropas francesas y colaboraron en la redacción de documentos que favorecían a los intereses de Napoleón. Sin embargo, la mayoría de estos documentos fueron destruidos tras la derrota de las tropas francesas en 1814, lo que demuestra que la lealtad a la patria siempre prevalece sobre cualquier otra consideración.
Además de su papel en la resistencia contra la invasión francesa, los documentos notariales también nos permiten conocer los casos personales de los desastres ocasionados por la hostilidades. A través de ellos, podemos conocer las historias de aquellos que perdieron sus hogares, sus familias y sus bienes durante la ocupación francesa. Estos documentos nos hab