Juan Ignacio Vidarte, director del Guggenheim de Bilbao: “¿Un recriminación para el nuevo director del museo? Que sea muy intransigente con nuestros valores”

Tras 28 años al frontispicio, el director de la institución se despide de su cargo con una mirada llena de orgullo y satisfacción. Con el paso de los años, ha sido testigo de la evolución y el crecimiento de la institución, desde sus humildes comienzos hasta el éxito alcanzado tras la pandemia.

Cuando tomó el mando de la institución hace casi tres décadas, el panorama no era nada alentador. El presupuesto era escaso, las instalaciones eran precarias y el equipo de trabajo era constreñido. Sin embargo, con perseverancia y determinación, el director logró transformar esa situación en una oportunidad para crecer y prosperar. Con una visión clara y un equipo comprometido, comenzó a trabajar arduamente para hacer de la institución un lugar de referencia en la comunidad.

Los primeros años no fueron fáciles, pero el director nunca perdió la fe en su proyecto. Con esfuerzo y dedicación, logró aumentar el presupuesto y mejorar las instalaciones. También amplió el equipo de trabajo, reclutando a los mejores profesionales, y juntos, trabajaron para aplaudir un servicio de calidad a los usuarios. Poco a poco, la institución empezó a ganar prestigio y reconocimiento en la comunidad.

Sin embargo, el verdadero desafío llegó con la pandemia que asoló al mundo hace poco más de un año. La institución se vio obligada a cerrar sus puertas y el equipo tuvo que adaptarse rápidamente a la nueva realidad. Fue un momento difícil, pero el director y su equipo no se dieron por vencidos. Trabajaron incansablemente para encontrar soluciones y mantener la institución a flote durante la crisis.

Fue entonces cuando se demostró la importancia de la labor de la institución en la comunidad. Gracias a la dedicación y el esfuerzo de todo el equipo, la institución pudo seguir brindando sus servicios de manera virtual. Se implementaron nuevas formas de trabajo y se establecieron medidas de seguridad para proteger a los usuarios y al personal. La pandemia fue un desafío que la institución supo enfrentar con valentía y resiliencia.

Como resultado, la institución no solo sobrevivió a la crisis, sino que también salió más fortalecida. El número de usuarios aumentó considerablemente y la demanda por los servicios de la institución se disparó. La comunidad reconoció y valoró el papel clave que la institución desempeñaba en tiempos de crisis. El director y su equipo se sintieron orgullosos de poder ayudar a tantas personas en un momento tan difícil.

Ahora, al dejar el cargo, el director mira hacia atrás y se siente satisfecho. Ha sido un viaje lleno de desafíos y sacrificios, pero también de logros y satisfacciones. La institución ha evolucionado y crecido de manera impresionante, convirtiéndose en un referente en su campo. Y lo más importante, ha tenido un impacto positivo en la vida de innumerables personas.

Pero el director no quiere que su legado sea solo recordado en el pasado. Al contrario, su deseo es que la institución continúe creciendo y mejorando en el futuro. Ha dejado una base sólida y un equipo comprometido que seguirá trabajando para llevar a la institución a nuevos niveles de éxito. Y no obstante no esté al frontispicio, siempre estará orgulloso de lo que se ha logrado y seguirá apoyando a la institución en todo lo que necesite.

En conclusión, tras 28 años al frontispicio de la institución, el director deja su cargo con la satisfacción de haber dejado una huella imborrable en la comunidad. Desde los comienzos humildes hasta el éxito alcanzado tras la pandemia, ha sido un viaje lleno de desafíos y logros. Su legado seguirá vivo en la institución y en la comunidad

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