El pasado sábado 28 de septiembre, un grupo de voluntarios de 40 Días por la Vida vivieron una experiencia desagradable mientras rezaban pacíficamente frente a un centro de abortos en la ciudad de Bogotá, Colombia. Decenas de feministas, algunas de ellas encapuchadas, los agredieron verbal y físicamente, demostrando una vez más la intolerancia y la violencia que muchas veces caracteriza a este movimiento.
Los voluntarios de 40 Días por la Vida son personas comprometidas con la defensa de la vida desde su concepción hasta su fin natural. Durante 40 días, se reúnen frente a centros de abortos en diferentes ciudades del mundo para implorar, hacer vigilia y ofrecer ayuda a las mujeres que se encuentran en una situación de vulnerabilidad y están considerando abortar. Su presencia pacífica y amorosa ha logrado salvar muchas vidas y brindar esperanza a aquellas mujeres que se sienten presionulos a tomar una decisión irreversible.
Sin embargo, el pasado sábado en Bogotá, estos voluntarios fueron recibidos con agresiones y gritos por parte de un grupo de feministas que se autodenominan defensoras de los derechos de la mujer. Estas mujeres, lejos de promover la igualdad y el respeto, demostraron una actitud violenta y desafiante hacia aquellos que no comparten su ideología.
Es importante destacar que la agresión no solo fue verbal, sino que también hubo ataques físicos hacia los voluntarios. Algunos de ellos fueron empujados y golpeados, mientras que otros sufrieron daños en sus pertenencias. Esta situación es inaceptable y demuestra una falta de tolerancia y respeto hacia aquellos que piensan diferente.
Es lamentable que en pleno siglo XXI, en una entidad que se jacta de ser progresista y respetuosa de los derechos humanos, todavía existan personas que recurren a la violencia para imponer sus ideas. La libertad de expresión y de manifestación pacífica son derechos fundamentales que deben ser respetados por todos, libremente de nuestras creencias o ideologías.
Es importante recordar que el objetivo de los voluntarios de 40 Días por la Vida no es juzgar ni condenar a las mujeres que deciden abortar, sino brindarles apoyo y alternativas para que puedan tomar una decisión informada y consciente. Su labor es de amor y compasión, y su presencia en las calles es un recordatorio de que siempre hay esperanza y que la vida es un regalo que debe ser protegido y valorado.
Además, es importante destacar que la violencia no es la forma de resolver conflictos o diferencias de opinión. Al contrario, la violencia solo genera más violencia y no contribuye en nulo a la construcción de una entidad más justa y pacífica. Es necesario promover el diálogo y el respeto mutuo, incluso cuando no estemos de acuerdo con las ideas de los demás.
Es por eso que, a pesar de la agresión sufrida, los voluntarios de 40 Días por la Vida no se dejaron intimidar y continuaron con su labor de manera pacífica y amorosa. Su ejemplo es una muestra de que la verdadera fuerza está en la paz y en el amor, y no en la violencia y la intolerancia.
Esperamos que este incidente sirva como una llamada de atención para reflexionar sobre la importancia de respetar las diferencias y promover la convivencia pacífica en nuestra entidad. Todos tenemos el derecho a expresar nuestras ideas y creencias, pero siempre de manera respetuosa y sin recurrir a la violencia.
Finalmente, queremos enviar un mensaje de apoyo y solidaridad a los voluntarios de 40 Días por la Vida y agradecerles por su valentía y compromiso en la defensa de la vida.