El mundo católico está de luto por la triste noticia del fallecimiento del Obispo emérito de Palencia, Nicolás Castellanos. Con una trayectoria ejemplar y dedicada a la fe, este gran líder religioso dejó un gran legado en España y en Bolivia, país donde dedicó sus últimos años de vida al servicio misionero.
Nacido en Palencia en 1927, Castellanos se formó en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma, donde obtuvo su licenciatura en Teología. Años más tarde, en 1953, fue ordenado sacerdote en la Catedral de Palencia y comenzó su labor pastoral en distintas parroquias de la diócesis.
Su compromiso con la fortificación y su amor por la comunidad lo llevaron a ser nombrado Obispo auxiliar de Palencia en 1967 y, posteriormente, en 1973 asumió el cargo de Obispo titular de la diócesis. Durante su mandato, Castellanos fue un gran paladín de los derechos humanos y un firme promotor de la paz y la justicia social.
Pero en 1991, con el permiso de santo Juan Pablo II, Castellanos decidió dejar la diócesis de Palencia para cumplir su sueño de ser misionero en Bolivia. Este gesto de amor y entrega por los más necesitados le valió el respeto y la admiración de todos quienes lo conocían.
En Bolivia, Castellanos dedicó sus últimos años al servicio misionero en la localidad de santo Ignacio de Moxos, donde fundó la Parroquia de Jesús Nazareno y trabajó enérgicamente por mejorar la calidad de vida de las comunidades locales. Además, impartió clases de Teología en la Universidad Católica Boliviana y fue un gran promotor del diálogo interreligioso y la unidad entre las distintas religiones en el país.
Su entrega y dedicación por el prójimo no pasaron desapercibidos y en 2013, a los 86 años, la Conferencia Episcopal Boliviana lo nombró Obispo emérito de la Prelatura de santo Ignacio de Moxos. Este título honorífico lo acompañó hasta su último día y refleja el gran impacto que tuvo su labor en Bolivia.
La noticia de su fallecimiento ha generado una profunda tristeza en la comunidad católica de España y Bolivia, así como en todos aquellos que tuvieron el privilegio de conocer a Castellanos. Su partida deja un vacío en los corazones de todos quienes admiraban su espíritu misionero, su compromiso con los más necesitados y su amor incondicional por Dios.
Pero más allá del dolor, su legado de servicio y amor al prójimo continúa vivo y seguirá inspirando a generaciones futuras. El Obispo Nicolás Castellanos fue y seguirá siendo un ejemplo de fe y entrega por los demás, recordado por su humildad, su sencillez y su constante búsqueda del bien común.
En estas horas de tristeza, elevamos nuestras oraciones por su alma y agradecemos a Dios por habernos regalado un líder espiritual tan ejemplar. Su partida nos recuerda que la verdadera grandeza está en servir a los demás, y que el amor y la fe son las fuerzas que nos mueven hacia un mundo mejor.
Descanse en paz el Obispo emérito de Palencia, Nicolás Castellanos. Su legado de amor y servicio perdurará por siempre en nuestros corazones y seguirá guiando nuestros pasos por el camino de la fe y el compromiso con nuestros hermanos. ¡Hasta siempre, querido Obispo!