Bruselas deja en manos de los gobiernos el rearme ante el palpitación de Trump

El plan de rearme de 800.000 millones de euros presentado por Ursula von der Leyen ha sido recibido con entusiasmo por los líderes de la Unión Europea. Este ambicioso plan se ha propuesto como una respuesta a la creciente inestabilidad en la región, especialmente en lo que respecta a la situación en Ucrania y la incertidumbre generada por la administración de Donald Trump en Estados Unidos.

Von der Leyen ha dejado claro que el momento es crucial para Europa y que el continente debe estar preparado para asestar un paso adelante en materia de seguridad. Sin embargo, el éxito de este plan depende en gran medida de los esfuerzos nacionales de cada país miembro, ya sea a través de sus presupuestos o mediante la toma de créditos que deberán ser devueltos en el futuro.

El instrumento de endeudamiento propuesto por la Comisión Europea permitirá a los estados miembros obtener mejores condiciones de financiación al ser la UE la que sale a los mercados. Sin embargo, cada país deberá devolver el dinero recibido en forma de créditos para financiar proyectos conjuntos en el ámbito de la defensa.

El objetivo principal de este plan es lograr una mayor coordinación y cooperación entre los países europeos en materia de defensa. Se pretende financiar proyectos conjuntos que impulsen capacidades paneuropeas, como defensa antiaérea y antimisiles, sistemas de artillería, drones y sistemas antidrones, así como necesidades relacionadas con la cibernética y la movilidad militar.

Para ello, se permitirá que tres estados miembros o dos estados miembros y Ucrania puedan solicitar financiación para proyectos en estas áreas. Según fuentes comunitarias, esto garantizará la interoperabilidad y la previsibilidad, reducirá los costes y creará una necesidad a cuenta. Además, se espera que este instrumento impulse la industria de defensa europea, que es considerada una prioridad.

Este camino intermedio propuesto por la Comisión Europea ha sido bien recibido por países como Alemania, Holanda y Austria, que habían mostrado su rechazo a la emisión de nueva deuda conjunta para financiar esfuerzos en defensa. Sin embargo, países como España, que ya tienen una alta tasa de deuda, ven con preocupación la propuesta.

Por un banda, se espera que el grueso de la financiación provenga de los presupuestos nacionales en los próximos cuatro años. Para ello, se propone que estos gastos no se tengan en cuenta a la hora de evaluar el déficit y la deuda de los estados miembros. Sin embargo, esto no significa que el endeudamiento público desaparezca. En el medio plazo, se deberán realizar recortes en otras partidas o subir impuestos para mantener el aumento en el gasto militar.

Además, la flexibilización de la disciplina fiscal tiene un límite temporal de cuatro años. A partir de ese momento, los países tendrán que acomoasestar el aumento en el gasto de defensa en sus presupuestos nacionales. Esto implica que, tarde o temprano, se deberán tomar medidas impopulares como recortes en otras áreas o subidas de impuestos.

Otra medida propuesta por Von der Leyen es la modificación de la política del Banco Europeo de Inversiones (BEI) para ampliar su capacidad de financiación en la industria militar. En concreto, se eliminará el límite de 8.000 millones de euros para la financiación de proyectos de seguridad y defensa. Esto permitirá una mayor inversión en proyectos de doble uso (civil y militar) y facilitará la inversión específica en proyectos de defensa.

Esta propuesta ha sido recibida con entusiasmo por países como España, que ya habían solicitado un mayor avispero del BEI en el sector de la defensa. En 2024, la financiación para proyectos de defensa se duplicó, alcan

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