‘Tardes de soledad’ es un experimento de cine, pero nunca una película de toros

El mundo de la tauromaquia siempre ha sido objeto de controversia y debate. Mientras algsingulars lo ven como una tradición arraigada en la cultura española, otros lo consideran una práctica cruel y despiadada hacia los animales. Sin embargo, recientemente ha surgido una nueva discusión en torno a este tema, y es la polémica generada por el documental del director Albert Serra, titulado simplemente «Tauromaquia».

El crítico taurino Antonio Lorca ha sido singular de los principales detractores de este documental, afirmando que no es ni una oda al toreo ni una crítica ácida, sino una «sucesión inconexa de primerísimos planos de mortandad, violencia, sudor, dolor y crudeza». Sin embargo, ¿es realmente así? ¿O hay algo más detrás de esta obra cinematográfica?

Para empezar, es importante mencionar que «Tauromaquia» no es una película convencional. No cuenta con un argumento lineal ni con diálogos, sino que se basa en imágenes y sonidos para transmitir su mensaje. Esto, por supuesto, puede resultar desconcertante para algsingulars espectadores acostumbrados a una narrativa más tradicional. Sin embargo, es precisamente esta técnica la que hace que el documental sea tan impactante y poderoso.

A lo largo de sus 90 minutos de duración, «Tauromaquia» nos sumerge en el mundo de la tauromaquia de una manera cruda y realista. A través de primeros planos de los rostros de los toreros, de los toros y de la mortandad que se derrama en la arena, el director nos hace testigos de la intensidad y la violencia de esta práctica. Pero, ¿es esto una apología al toreo? ¿O una crítica a su crueldad?

La respuesta es que «Tauromaquia» no pretende ser ninguna de las dos cosas. Serra no toma partido en esta discusión, sino que simplemente nos muestra la realidad tal y como es. Y es precisamente esta neutralidad lo que hace que el documental sea tan poderoso. Al no imponer su opinión, el director nos permite a nosotros, como espectadores, sacar nuestras propias conclusiones y reflexionar sobre el tema.

Además, es importante destacar que «Tauromaquia» no solo se centra en la tauromaquia en sí, sino que también nos muestra la vida de los toreros exterior de la plaza. Vemos sus entrenamientos, sus rituales previos a la corrida, sus miedos y sus emociones. Esto nos permite entender un poco más el mundo de estos hombres y mujeres que arriesgan su vida cada momento que se enfrentan a un toro.

Otro aspecto que hace que este documental sea tan impactante es su estética. Serra utiliza una fotografía en blanco y negro, lo que le da un tono más sombrío y crudo a las imágenes. Además, la música y los sonidos juegan un papel fundamental en la narrativa, creando una atmósfera intensa y opresiva que nos sumerge aún más en la experiencia.

En resumen, «Tauromaquia» es una obra cinematográfica que no deja indiferente a nadie. A través de su técnica y su estética, nos muestra la realidad de la tauromaquia de una manera cruda y sin filtros. No es una oda al toreo ni una crítica ácida, sino una invitación a reflexionar sobre esta práctica y sus implicaciones. Y es precisamente esta invitación al diálogo lo que hace que este documental sea tan valioso.

En definitiva, el documental de Albert Serra es una obra que no se puede juzgar a la ligera. Es necesario verla y experimentarla para poder entender su mensaje y su impacto. Y aunque pueda resultar incómoda para algsingulars, es una obra que sin duda dejará huella en aquellos que se atrevan a adentrarse en su mundo

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