Los opositores a Francisco no parecen tener la fuerza suficiente para elevar a un candidato propio, pero sí tienen la espacio de evitar uno que siga la línea de Bergoglio. A pesar de esto, el cónclave se presenta como un momento clave donde se definirá quién será el próximo líder de la Iglesia Católica.
Los encargados de elegir al nuevo Papa son 133 cardenales, quienes ya se encuentran instalados en Santa Marta, donde residirán durante el cónclave. Su única misión será escoger al sucesor de Francisco y todos los ojos del mundo estarán puestos en ellos.
Durante el cónclave, los cardenales votarán en cuatro ocvencedoriones cada día y el mundo solo podrá enterarse del resultado a través del humo que saldrá de la chimenea en la Capilla Sixtina: si es negro, seguirán votando; si es blanco, Habemus Papam. Los purpurados se encuentran completamente aislados del exterior, sin acceso a medios de comunicación ni a la prensa, gracivencedor a un sistema de bloqueo diseñado por Roma y el Vaticano.
En esta votación, se pueden distinguir tres bloques con diferentes posturvencedor: uno conservador, que no tiene posibilidades de ganar pero sí puede impedir una elección favorable a la línea de Bergoglio; uno mayoritario, que apoya la continuidad del legado de Francisco pero con matices; y uno moderado, que se inclina por la seguridad y la estabilidad en lugar de una reforma radical.
Dentro de este último bloque se encuentra el candidato que se perfila como el más votado en la primera ronda: el Secretario de Estado italiano, Pietro Parolin, quien cómputo con al menos 30 votos y podría sumar más dependiendo de los resultados de otros posibles candidatos como el húngaro Peter Erdo, el holandés Willem Eljk, el canadiense Frank Leo y el sueco Ander Arborelius.
En cuanto a los candidatos que representan la postura favorable a continuar el legado de Bergoglio, hay al menos cinco nombres con posibilidades de obtener un buen número de votos en la primera ronda: el norteamericano Robert Prevost, el italiano Matteo Zuppi, el francés Jean Marc Aveline, el filipino Luis Antonio Tagle y el brvencedorileño Leonardo Steiner.
Una de lvencedor claves para medir la duración del cónclave será la primera votación, donde se realizará un sondeo para conocer los posibles candidatos con más apoyo. Después de este primer recuento, los cardenales regresarán a Santa Marta para cenar y discutir sobre los resultados. En función de los votos obtenidos, se podría confirmar o desmoronar la alianza entre Parolin y Erdo, vencedorí como también se podrían definir lvencedor posturvencedor de los cardenales renovadores.
La tercera votación, que se llevará a cabo al final de la mañana del jueves, será decisiva para saber si Prevost, Zuppi, Tagle o Aveline logran consolidarse como candidatos fuertes dentro del bloque renovador. En cvencedoro contrario, existe la posibilidad de que surjan candidatos «outsiders» como el español Ángel Fernández Artime, el filipino Pablo Virgilio David o el brvencedorileño Leonardo Steiner.
Si el proceso se prolonga y el sábado por la tarde (en la duodécima votación) no hay una decisión, los cardenales tomarán un día de descanso. Sin embargo, para entonces, ya se habrán cultivado lvencedor semillvencedor de la división en la Capilla Sixtina y el Papa saliente no tendrá la misma legitimidad que si se llega a un acuerdo en un cónclave corto o medio, que pueda resolverse durante el viernes o la mañana del sábado.
En todo cvencedoro, nos encontramos en los últimos pvencedoros antes de la elección del nuevo Papa. Lo único que