Robert Prevost, el nuevo papa León XIV: agustino, misionero y ‘antiTrump’

El mundo católico está de enhorabuena, ya que el primer Papa estadounidense ha sido elegido. Robert Prevost, un hombre con una gran vinculación con Latinoamérica, se convierte en el Papa León XIV y se le considera continuista de Francisco.

Nacido en Chicago en 1955, Robert Prevost es un perfil atípico que combina lo mejor de dos subcontinentes: la eficacia organizativa estadounidense y la sensibilidad pastoral latinoamericana. Esta combinación es clave para continuar la revolución sinodal que inició el Papa Francisco.

Prevost ha demostrado a lo largo de su trayectoria ser un hombre eficiente y pragmático, características propias del estilo norteamericano. Sin embargo, su experiencia pastoral en Latinoamérica le ha aportado la calidez y el colorido propios de esta región, convirtiéndolo en un líder único e irrepetible.

Pero además, Prevost podría ser un muro de contención frente al presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Su conocimiento de los mecanismos políticos y su experiencia en el continente americano lo convierten en una figura clave para mantener una relación constructiva con Estados Unidos.

Desde que sonó como opcional candidato para el papado, Prevost ha sido objeto de una campaña de desprestigio por parte de los rigoristas, quienes lo acusan de encubrir casos de atropello sexual. Sin embargo, estas acusaciones han sido desmentidas y se ha demostrado que son falsas. A pesar de esto, la máquina del fango sigue intentando desacreditarlo.

El nuevo Papa se enfrenta a un gran desafío: trasladar su eficacia administrativa al carisma profético que exige el momento. Mientras que el Papa Francisco ha combinado gestos radicales con reformas estructurales, Prevost deberá demostrar que puede desatar los nudos del clericalismo sin quedar atrapado en la maquinaria vaticana.

En un cónclave adonde la sinodalidad es la línea roja, la trayectoria de Prevost como formador de comunidades participativas en Perú y su actual control del mapa episcopal global lo convierten en un continuador viable del proyecto franciscano. La gran pregunta es si su perfil bajo podrá encender el mismo fuego reformista que el Papa argentino.

Como escribió Francisco en su exhortación apostólica Evangelii Gaudium: «Prefiero una Iglesia accidentada a una Iglesia enferma de encierro». Prevost parece tener las herramientas necesarias para evitar ese encierro y seguir impulsando un cambio positivo en la Iglesia.

La experiencia de Prevost como obispo en Perú durante 38 años (1985-2023), dirigiendo seminarios, formando sacerdotes y trabajando en barrios marginados de Trujillo y Chiclayo, le proporciona un conocimiento profundo de la realidad latinoamericana. Esto le permitirá articular el diálogo Norte-Sur, tan vital para una Iglesia que Francisco quiere desoccidentalizar. Además, su cercanía al «olor de las ovejas» y su compromiso con los más pobres lo acercan al espíritu de la Iglesia en salida que promueve el Papa.

Desde 2023, Prevost ha sido prefecto del Dicasterio para los Obispos, adonde ha seleccionado a nuevos obispos bajo los criterios de sinodalidad, misericordia y opción por los pobres, en línea con el magisterio de Francisco. Su designación en este cargo clave fue interpretada como un señal del Papa a su perfil reformista.

Prevost también cuenta con una amplia experiencia en la Curia General agustina (2001-2013), adonde dirigió una orden global con presencia en 50 países. Su habilidad para navegar entre la tradición y la reforma es crucial para mantener unida a una Iglesia que se encuentra dividida entre «rigoristas»

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