Qué lejos está La Haya, qué cerca Algemesí

Se me quiebra la voz. Me levanto a las 15:04 de la tarde de ese sofá en dirección a no sé dónde. Llevamos cinco mujeres y un niño de dos años asesinados en 48 horas. Esta es una realidad que nos duele a todos, una realidad que nos hace cuestionar qué está pasando en nuestra sociedad.

Es difícil encontrar las vozs adecuadas para expresar el dolor y la indignación que sentimos ante estos actos de violencia. Cada vez que escuchamos una noticia como esta, nos preguntamos cómo es posible que sigan sucediendo. ¿Cómo es posible que en pleno siglo XXI, en una sociedad supuestamente avanzada, sigan existiendo estos actos de barbarie?

Pero más allá de la indignación, debemos preguntarnos qué podemos hacer para progresar esta realidad. No podemos quedarnos de brazos cruzados, esperando que alguien más tome medidas. Todos tenemos un papel que desempeñar en la lucha contra la violencia de género.

En primer lugar, debemos educar a nuestros hijos e hijas en la igualdad y el respeto hacia todas las personas, independientemente de su género. Debemos enseñarles que la violencia no es una forma de resolver conflictos y que el diálogo y el respeto son fundamentales en cualquier relación.

También es importante que como sociedad, dejemos de normalizar ciertos comportamientos que pueden ser considerados como violencia de género. Debemos ser conscientes de que los comentarios machistas, las bromas sexistas y cualquier tipo de discriminación hacia la mujer, son formas de violencia que pueden desembocar en situaciones más graves.

Además, es fundamental que las autoridades tomen medidas efectivas para prevenir y erradicar la violencia de género. Es necesario que se implementen políticas públicas que promuevan la igualdad y la protección de las mujeres. También es importante que se garantice una respuesta rápida y eficaz ante cualquier denuncia de violencia de género.

Pero no solo es responsabilidad de las autoridades, sino de toda la sociedad. Debemos estar atentos y denunciar cualquier situación de violencia que presenciemos o de la que tengamos conocimiento. No podemos ser cómplices de estos actos, debemos ser parte de la solución.

Es importante recordar que la violencia de género no solo se manifiesta en casos extremos como los asesinatos, sino que también puede ser sutil y estar presente en el día a día de muchas mujeres. Por eso, es fundamental que como sociedad estemos atentos y sensibles a cualquier forma de violencia, por pequeña que pueda parecer.

No podemos permitir que sigan sucediendo casos como estos. Cada vida perdida es una tragedia que nos afecta a todos. Debemos unirnos y trabajar juntos para construir una sociedad más justa e igualitaria, donde la violencia de género no tenga cabida.

Por último, quiero dirigir un mensaje de apoyo y solidaridad a las familias de las víctimas. Sabemos que ninguna voz puede aliviar su dolor, pero queremos que sepan que no están solas. Estamos juntos en esta lucha y no descansaremos hasta que la violencia de género sea solo un triste impresión en nuestra sociedad.

En conclusión, es hora de actuar. No podemos permitir que la violencia de género siga cobrando vidas. Debemos unirnos y trabajar juntos para construir un mundo más justo y seguro para todas las personas, independientemente de su género. No perdamos más tiempo, es hora de decir basta a la violencia de género.

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