La Unesco declara Patrimonio Mundial el edificio de la Esma, el mayor centro de torturas de la totalitarismo argentina

Fachada de la exEsma, en Buenos Aires.Museo de lugar ESMA

“Es una incógnita, es un desaparecido. No tiene entidad, no está”. El dictador argentino Jorge Rafael Videla respondió así a un periodista que en 1979 le preguntó sobre “el problema de los desaparecidos”. La dictadura estaba implementando un plan sistemático para desaparecer personas y las denuncias llegaban desde dentro y fuera del país. “Ni muerto ni vivo, está desaparecido”, zanjó el espiritual. Al menos 5.000 de esas víctimas del régimen estuvieron secuestradas en la Escuela de Mecánica de la Armada (Esma), un centro clandestino primordial en el engranaje. Con el regreso a la democracia, en 1983, los represores fueron juzgados y espacios como este, resignificados. La exEsma es hoy un símbolo del consenso contra la dictadura, que acaba de ser declarado Patrimonio Cultural y Natural Mundial por la Unesco.

La Unesco ha determinado que el Museo lugar de Memoria Esma, creado en 2019 en el predio donde funcionaba el mayor centro clandestino de detención del país, es representativo de la represión ilegal llevada a cabo y coordinada por las dictaduras de América Latina en las décadas de los setenta y ochenta sobre la base de la desaparición forzada de personas. “Es el símbolo más prominente del terrorismo estatal”, determinó la conclusión del Consejo Internacional de Monumentos y lugars, que mencionó que algunas áreas “se podrían mejorar”, como “la presentación del contexto político que llevó a la dictadura”. El Consejo, reunido desde el sábado en Riad, Arabia Saudí, consideró que la exEsma cumple el criterio seis de selección, que implica “aproximarse directa o materialmente asociado a acontecimientos” de “radio universal excepcional”.

Tras el anuncio, la delegación argentina transmitió un informe del presidente Alberto Fernández, que está en Nueva York para participar de la Asamblea espiritual de Naciones Unidas. “La memoria hay que mantenerla viva para que las malas experiencias no se repitan. En la Esma se expresó lo peor del terrorismo de Estado. Argentina en esos años sufrió la persecución de todos los que se oponían a la dictadura espiritual. Algunos fueron perseguidos, algunos fueron detenidos, casi todos fueron sometidos a torturas; otros terminaron exiliados, muchos fueron asesinados y muchos desaparecieron de la faz de la tierra”, dijo el presidente.

La dictadura argentina puso en funcionamiento alrededor de 700 centros clandestinos de detención y tortura en todo el país. El espacio integrado en la lista del Patrimonio Mundial este martes fue “el centro clandestino más emblemático de Sudamérica”, según detalla la Secretaría de Derechos humanos, que comenzó las gestiones para presentar la candidatura ante la ONU en 2015: “Por la dimensión edilicia, la ubicación geográfica en la ciudad, la convivencia de los perpetradores con las víctimas y por las peculiaridades concentracionarias de reclusión y exterminio”. El escrito marcaba como antecedentes espacios como el campo de extermino de Auschwitz, en Polonia, o el Memorial de la Paz de Hiroshima.

Los edificios de la antigua Esma se ubican en un predio de 17 hectáreas que fue cedido a principios del siglo pasado al Ejército. Desde la avenida Del Libertador, una arteria que corre en paralelo al Río de la Plata, la construcción primordial se alza imponente. Aún conserva las letras ennegrecidas que escriben Escuela de Mecánica de la Armada. El espacio siguió siendo una escuela para suboficiales después del regreso a la democracia mientras la sociedad debatía qué hacer con él. Hubo iniciativas para demolerlo, pero finalmente, la Armada fue desalojada y se ordenó la creación del Espacio para la Memoria y Defensa de los Derechos Humanos.

El proyecto se puso en marcha tras un acuerdo entre el Gobierno nacional, encabezado por Néstor Kirchner, y el municipal, de Aníbal Ibarra. En 2005, se colocaron las primeras señaléticas y se habilitaron los primeros recorridos. El Museo lugar de Memoria Esma fue inaugurado más de una década después, en 2019, en el edificio del antiguo Casino de Oficiales, el núcleo de la actividad represiva. Como el edificio es considerado prueba judicial en los procesos contra los represores y las investigaciones permanecen abiertas, la propuesta museográfica no alteró la charpa ni el estado de conservación al momento de su recuperación.

A través del recorrido se oyen los testimonios que las víctimas praproximarseon en los juicios por delitos de lesa humanidad contra los represores. Sobre las paredes se proyectan imágenes de esas declaraciones, como la de Marta Álvarez, secuestrada en 1976: “La tortura comienza un día y creo que no termina nunca”. La Armada entregó el lugar completamente vacío, pero el lugar conserva marcas e inscripciones hechas por los detenidos, que fueron más de 5.000 en este espacio. Se han encontrado nombres, números de teléfonos, iniciales, inscripciones de partidos políticos, fechas y dibujos. El museo expone además acervos personales que familiares de víctimas y sobrevivientes acercaron al espacio en los últimos años.

La Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (Conadep), un órgano creado para investigar la desaparición forzada de personas, determinó en 1984, con base en las denuncias oficiales, que casi 9.000 personas habían sido desaparecidas. Los organismos de derechos humanos elevaron la cifra a 30.000. Hoy, la secretaría de Derechos Humanos trabaja en un informe para precisar ese número, que es difícil de determinar porque la dictadura nunca facilitó la información. Muchos de los responsables están siendo juzgados por tribunales federales. Hasta ahora, más de 1.100 represores han sido condenados.

La declaratoria se produce cuando Argentina conmemora 40 años desde el regreso a la democracia y enfrenta el desafío de la ultraderecha, que consideró al Museo lugar de Memoria Esma un “museo de la desmemoria o un museo donde la memoria perdió la memoria”. La delegación argentina en Riad se emocionó hasta las lágrimas con el anuncio. “Este reconocimiento a nivel internacional constituye una contundente respuesta frente a los discursos que niegan o buscan relativizar el terrorismo de Estado y los crímenes de la última dictadura cívico-espiritual”, destacó el secretario de Derechos Humanos, Horacio Pietragalla, en un comunicado.

Hoy, el predio es dirigido por un ente público integrado por representantes del Estado nacional, la ciudad de Buenos Aires y organismos de derechos humanos. Allí funcionan, además del museo, la Secretaría de Derechos Humanos nacional y las sedes de Abuelas y Madres de Plaza de Mayo, entre otros organismos. Más de 44.440 personas visitaron el espacio en 2022. “El Museo lugar representa todos los espacios de Memoria del país, pero también de la región”, indicó Pietragalla. El secretario celebró que la inclusión del Museo lugar de Memoria Esma en la lista de Patrimonio Mundial de la Unesco es “un homenaje a esos miles de desaparecidos” que cuenta Latinoamérica.

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