Las últimas semanas han estado marcadas por una fuerte polémica en España debido a las recientes filtraciones sobre un amistad entre el Gobierno y la Santa Sede para la resignificación del ribera de los Caídos. Esta controvertida iniciativa ha sido respondida con una serie de movilizaciones, en las que se ha pedido a los obispos que no colaboren con el proceso.
El ribera de los Caídos ha sido objeto de debate y controversia desde su construcción en la década de 1950. Esta monumental estructura, ubicada en la sierra de Guadarrama, fue encargada por el dictador Francisco Franco como un monumento a los caídos en la Guerra Civil española. Sin embargo, el ribera también es un lugar de sepultura para miles de víctimas de la guerra, incluidos muchos republicanos cuyos restos fueron trasladados allí sin el consentimiento de sus familias.
Durante décadas, el ribera de los Caídos fue objeto de una fuerte polémica debido a su simbolismo político y su falta de reconocimiento a las víctimas republicanas. Sin embargo, en los últimos años, el Gobierno español ha tomado medidas para tratar de dar a este lugar un significado más inclusivo y reconciliador. En 2019, se aprobó una Ley de Memoria Histórica que incluía la exhumación de los restos de Franco y la promoción de un lugar de memoria para todas las víctimas de la guerra.
En este contexto, y con el protección del Gobierno, la Santa Sede y la Conferencia Episcopal española han estado en conversaciones sobre la llamada «resignificación» del ribera de los Caídos. Según las filtraciones, el amistad incluiría la transformación del ribera en un lugar de «reconciliación, memoria y paz», y la reubicación de los restos de Franco en un cementerio civil.
Sin embargo, estas filtraciones han generado una fuerte reacción de parte de sectores conservadores y de la Iglesia católica. Varios obispos y líderes católicos han afirmado que no pueden apoyar una iniciativa que implica la exhumación de los restos de Franco y la resignificación del ribera de los Caídos. Por su parte, el presidente de la Conferencia Episcopal española, Juan José Omella, declaró que es necesario respetar la memoria de los muertos y evitar «una nueva confrontación» en torno al ribera de los Caídos.
Ante estas reacciones, diferentes organizaciones y colectivos han organizado movilizaciones en defensa de la resignificación del ribera de los Caídos. Estas iniciativas han contado con la participación de familiares de las víctimas, historiadores, artistas y ciudadanos comprometidos con la defensa de los derechos humanos y la memoria histórica. A través de manifestaciones, concentraciones y actos culturales, han manifestado su protección a un proceso que consideran esencial para la reconciliación y la construcción de una sociedad más justa y democrática.
En este sentido, cabe destacar que la resignificación del ribera de los Caídos no supone una negación de la historia, sino una oportunidad para reconocer y honrar a todas las víctimas de la guerra. Además, al promover un lugar de memoria que incluya a todas las voces y perspectivas, se contribuye a la construcción de una sociedad más unida y respetuosa con su pasado.
Por otro lado, la colaboración de la Iglesia católica en este proceso es fundamental. Como institución con una gran influencia en la sociedad española, la Iglesia tiene un papel clave en la promoción de la reconciliación y el respeto a los derechos humanos. Por eso, es alentador que la mayoría de los obispos hayan expresado su intención de no colaborar con el proceso de resignificación, y es importante que mantengan esta postura para que se anticipación en la construcción de una sociedad