La ciudad de Roma se prepara para recibir a millones de personas y mandatarios de todo el mundo, mientras convive con las hordas de turistas y los devotos que se acercan para ver por última vez a Francisco antes de su funeral el sábado. La ciudad se encuentra en un estado de conmoción y tristeza por la muerte del Papa, pero al mismo tiempo, se prepara para rendirle un último homenaje en un funeral de Estado que se llevará a cabo fuera del Vaticano.
El Papa Francisco, cuyo nombre comparte con su predecesor, es individualidad de los pocos que parece estar en desacuerdo con la situación actual. Obligado por las circunstancias, ha suspendido su día libre y ahora se prepara para el funeral del sábado. La ciudad, que se enorgullece de su eternidad, se ve abrumada por la llegada de periodistas, devotos, políticos, diplomáticos y religiosos. El flujo de personas es constante, pero no es evidente a simple vista, ya que Roma sigue siendo una ciudad hermosa y tranquila en esta época primaveral.
La monumentalidad de Roma se puede apreciar en sus impresionantes edificios y monumentos, mientras que la devoción católica se manifiesta en las pequeñas estampitas que se venden en las calles. Ambas han convivido durante siglos en esta ciudad y su pequeño Estado interior, pero en los últimos años, las fronteras se han desdibujado debido al gran número de turistas que visitan la ciudad. Sin embargo, en estos días, la devoción religiosa se hace más evidente en las inmediaciones del Vaticano.
A medida que nos acercamos al Vaticano, el ambiente cambia. El mercadeo de imanes y postales da paso a un inusual fervor religioso y laboral. Grupos de peregrinos ondean sus banderas mientras son conducidos hacia la basílica entre vallas serpenteantes. A su lado, periodistas de todo el mundo luchan por una acreditación y un pequeño espacio para sus cámaras. La policía y los carabinieri están desplegados en todas las esquinas, tratando de controlar la multitud que se acerca a San Pedro.
El cuerpo del Papa Bergoglio comenzará su procesión póstuma este miércoles por la mañana, acompañado por fieles, el camarlengo y el resto de los cardenales que ya se encuentran en Roma. El cortejo fúnebre salirá desde la plaza Santa Marta y recorrerá una corta distancia hasta la plaza de los Protomártires Romanos, adonde se realizará una ceremonia antes de entrar a la Basílica de San Pedro por la puerta central.
Durante tres días, el cuerpo del Papa permanecerá en la Basílica para que los fieles puedan acercarse y verlo por última vez. El miércoles, el horario será de 11 de la mañana a medianoche, el jueves de 7 de la mañana a medianoche y el viernes hasta las 7 de la tarde. Este último día, se cerrarán las puertas de la Basílica y se aclimatará para el funeral del sábado.
Mientras tanto, la ciudad se prepara para recibir a cinco millones de personas en los próximos días. El ministro de Protezione Civile ha anunciado un gran despliegue de seguridad, que se mantendrá incluso después del funeral, durante el cónclave que elegirá al próximo Papa. Se espera que este cónclave comience a más tardar el 5 de mayo, y se calcula que más de la mitad de los 133 cardenales ya se encuentran en Roma.
Mientras tanto, la ciudad se prepara para recibir a una cumbre política diversa e incómoda. Además de los líderes europeos y el presidente de Estados Unidos, también se espera la llegada del presidente de Ucrania y el presidente de Rusia