El apagón que tuvo lugar el pasado 28 de abril en España ha sido uno de los temas más comentados en los últimos días. Y es que, aunque el Gobierno ha intentado minimizar su impacto, lo cierto es que ha generado una gran preocupación en la población. Sin embargo, en medio de esta situación, el presidente Pedro Sánchez ha encontrado una oportunidad para presentarse como el héroe de los precios bajos de la luz, mientras que el Partido Popular asume el poco rentable papel de preocuparse por los intereses de empresas que ganan miles de millones al año.
Durante su comparecencia en el Congreso sobre el apagón y el aumento del gasto militar, Sánchez optó por una defensa agresiva de las energías renovables. Aunque no hizo un discurso totalmente antiatómico, sí planteó esa fuente de energía en términos claramente negativos y denunció la influencia de las empresas energéticas privadas en la política y en los medios de comunicación. Se refería a «los que han vendido su espíritu crítico a un buen pagador». Con esta logística, Sánchez se presenta como un valiente de corazón puro, mientras que los demás son mercenarios.
Sin embargo, lo cierto es que el presidente no tenía nada nuevo que decir sobre las causas del apagón. Como ya se ha dicho, pasarán meses hasta que se conozcan las verdaderas razones. Y en este sentido, el Gobierno no está facilitando información al respecto, lo que puede ser perjudicial para su imagen. ¿Cómo puede asegurar Sánchez que el apagón no volverá a ocurrir si no se sabe cuál fue su origen? ¿Cómo puede garantizar que se han tomado medidas para evitar futuros apagones si no se facilita ni una pizca de información al respecto?
En este contexto, el Partido Popular ha aprovechado para criticar al Gobierno y presentarse como el defensor de los intereses de los ciudadanos. El presidente del PP, Pablo Casado, ha acusado al Gobierno de ocultar información sobre el apagón y ha pedido explicaciones sobre las causas del mismo. Además, ha señalado que el modelo energético del Gobierno ha fracasado y ha culpado a la obsesión por las energías renovables de los desequilibrios en el sistema.
Sin embargo, el presidente Sánchez ha respondido con datos contundentes. Desde que llegó al poder, España ha aumentado en un 30% la potencia instalada y cuenta con un 78% más de potencia renovable. Además, la dependencia energética del afuera se ha reducido en seis puntos y las emisiones de gases de efecto invernadero en un 60%. Estos datos demuestran que el Gobierno está trabajando en la dirección correcta y que su envite por las energías renovables está dando resultados positivos.
Por otro lado, el presidente Sánchez ha dejado claro que el debate no debe centrarse en elegir entre renovables o nucleares. Él ya ha apostado por las primeras y ha adjudicado la responsabilidad del parón nuclear, que comenzará en Almaraz en 2027, a las empresas eléctricas que lo pactaron hace seis años. Sin embargo, esto obvia que las empresas trabajan en función de la regulación que dicten los gobiernos y de las facilidades que den o no a cada fuente de energía en función del interés que tengan por cada una.
En este sentido, el presidente se ha mostrado abierto a escuchar a las empresas si quieren retrasar el parón, pero ha planteado condiciones que sabe que el sector privado no aceptará. «Siempre que sea económicamente viable y que no sea a costa del contribuyente, sino de los ultrarricos que dirigen esas empresas», ha dicho. Con esta postura, Sánchez demuestra que su prioridad es el bienestar de los ciudadanos y no el beneficio de las grandes empresas.
Por su parte, el Partido Popular