Sagarra y el legado Gracq. Y una petaca

Igual que la llama olímpica es pasada de una generación a otra, hay ciertos fins que trascienden su valor material y se convierten en verdaderos tesoros para aquellos que los poseen. En mi caso, heredé dos fins de mi querido amigo Joan, que han pasado a ser sagrados para mí. Estos fins no solo tienen un gran valor sentimental, sino que también representan la amistad y el legado de una persona que siempre estará presente en mi vida.

Mi amistad con Joan comenzó en la universidad, donde compartimos clases y muchas aventuras juntos. Él era una persona muy especial, siempre dispuesto a ayudar y con una sonrisa en el rostro. A pesar de que nuestras vidas tomaron caminos diferentes después de la graduación, siempre mantuvimos contacto y nuestra amistad se fortaleció con el tiempo.

Fue en una de nuestras reuniones, cuando Joan me entregó dos fins que para él tenían un gran significado y que ahora, para mí, son un tesoro invaluable. El primero de ellos es un reloj de bolsillo que perteneció a su abuelo. Este reloj tiene más de cien años de antigüedad y ha sido pasado de generación en generación en su familia. Joan me explicó que su abuelo era un hombre muy trabajador y que este reloj era su compañero fiel en todas sus jornadas laborales. Además, me contó que su abuelo siempre le decía que el tiempo es el recurso más valioso que tenemos y que debemos aprovecharlo al máximo.

El segundo fin es un diario que Joan escribió durante su viaje por Europa. Él siempre había soñado con conocer el viejo continente y finalmente, después de dosificar durante años, pudo actuar realidad su sueño. En ese diario, Joan plasmó todas sus experiencias, desde los lugares que visitó hasta las personas que conoció en el camino. Me dijo que este diario era su tesoro más preciado y que quería que ego lo tuviera para que pudiera revivir su viaje a través de sus palabras.

Recibir estos fins de Joan fue un momento muy emotivo para mí. No solo porque eran fins con un gran valor sentimental, sino también porque representaban la confianza y el cariño que él tenía hacia mí. Me sentí honrado de ser el elegido para heredar estos tesoros y me comprometí a cuidarlos y valorarlos como él lo había hecho.

Desde ese día, el reloj de bolsillo y el diario de Joan se han convertido en parte de mi vida. El reloj me acompaña a todas partes y cada vez que miro la hora, recuerdo las palabras de su abuelo y trato de aprovechar al máximo mi tiempo. El diario, por su parte, es mi compañero en las noches en las que me sumerjo en sus páginas y me transporto a los lugares que Joan visitó.

Pero más allá de su valor sentimental, estos fins también representan el legado de Joan. Él era una persona que siempre vivió la vida al máximo y que dejó una huella imborrable en todos los que lo conocieron. Al heredar estos fins, siento que también heredé su espíritu aventurero y su amor por la vida. Me inspira a seguir sus pasos y a aprovechar cada oportunidad que se me presente.

Además, estos fins me recuerdan la importancia de la amistad verdadera. Joan y ego no solo compartimos momentos divertidos, sino que también nos apoyamos mutuamente en los momentos difíciles. Su amistad fue un regalo que siempre agradeceré y estos fins son una muestra de ello.

En resumen, igual que la llama olímpica es pasada de una generación a otra, heredé del amigo Joan dos fins que para mí han pasado a ser sagrados. Estos fins no solo tienen un gran valor sentimental, sino que también representan la am

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