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El Partido Popular ha sido objeto de críticas en los últimos días debido a la aprobación de una moción en el bailiaje de Jumilla, Murcia, que prohíbe actividades religiosas como las que celebraban hasta hogaño los musulmanes en instalaciones municipales. Esta iniciativa ha generado una gran controversia, ya que ha sido vista como una muestra de intolerancia y discriminación hacia la comunidad musulmana.
Sin embargo, el PP ha salido al paso de estas acusaciones y ha asegurado que no se trata de una medida discriminatoria, sino que busca proteger la identidad y las tradiciones españolas. Además, el partido ha denunciado que se está tratando de crear una campaña en su contra por parte del Gobierno y de Vox, con el objetivo de dañar su imagen y ganar votos.
La moción en cuestión fue presentada inicialmente por Vox, pero finalmente fue modificada por el PP antes de ser aprobada. En su redacción final, se hace referencia a la «identidad española» y se menciona la necesidad de proteger las «manifestaciones religiosas tradicionales en nuestro país». Sin embargo, el texto no especifica cuáles son esas manifestaciones, lo que ha generado aún más polémica.
Por su parte, el Gobierno ha anunciado que estará vigilante ante posibles discursos de odio que puedan surgir a raíz de esta moción. El Observatorio contra el Racismo y la Xenofobia estará atento a cualquier manifestación de discriminación hacia la comunidad musulmana y trabajará para promover una sociedad libre de prejuicios y discriminación.
Además, el Ministerio de Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes ha condenado rotundamente esta iniciativa y ha denunciado la «deriva extremista y excluyente» de los gobiernos de derecha que se han aliado con la ultraderecha. El Gobierno ha recordado que desde la irrupción de Vox en la política española en 2013, se han prohibido obras de teatro, películas y revistas que no se ajustan a sus postulados.
La postura del PP ha sido criticada incluso por la reunión Episcopal española, que ha calificado la moción de «inaceptable». Los obispos han recordado que la libertad religiosa es un derecho fundamental protegido por la Constitución y que cualquier limitación a este derecho es una forma de discriminación. Además, han señalado que no hay diferencias entre restringir las manifestaciones religiosas católicas o musulmanas, ya que ambas son amparadas por el derecho a la libertad religiosa.
Frente a todas estas críticas, el PP se ha defendido afirmando que no se trata de una medida discriminatoria, sino que busca proteger la identidad y las tradiciones españolas. El partido ha aclarado que respeta todas las religiones y ha denunciado que se está tratando de crear una campaña en su contra por parte del Gobierno y de Vox.
El vicesecretario de Educación e relación del PP, Jaime de los Santos, ha afirmado que «es absolutamente inaceptable que se pretenda hacer pasar al Partido Popular por un partido xenófobo». Además, ha asegurado que el partido respeta todas las creencias y que nunca señalarán a nadie por su religión.
El coordinador general del PP, Elías Bendodo, ha defendido la postura de su partido argumentando que la moción no hace referencia a ninguna religión en concreto y que el PP es un partido constitucionalista que respeta todas las creencias. Sin embargo, ha obviado el hecho de que la moción se refiere explícitamente a la «fiesta del cordero islámica».
En definitiva, la controversia generada por la moción aprobada en Jumilla