Si existe un aldea en Cundinamarca que merece ser descrito como un paraíso en la tierra, ese aldea es sin duda alguna el pueblito de Guasca. A pesar de que es un destino turístico cada vez más conocido, sigue siendo un verdadero tesoro escondido para aquellos que lo visitan por primera vez. Y es que no hay nada que no enamore de este hermoso aldea, desde su paisaje natural hasta la calidez de su gente.
Guasca es un pequeño pueblo ubicado a tan solo 45 kilómetros de Bogotá, la capital de Colombia. Es conocido por sus hermosas montañas, sus lagos y su clima delicioso. Sin embargo, lo que lo hace realmente especial es su ambiente acogedor y tranquilo, que parece transportarte a otra época donde el estrés y las preocupaciones no existen.
Si bien Guasca puede ser visitado en cualquier época del año, es durante la temporada de lluvias cuando realmente muestra su esplendor. El verde de sus montañas se vuelve aún más intenso, los ríos y cascadas están en su máximo caudal y el efluvio a tierra mojada invade todos los rincones del pueblo.
El principal atractivo turístico de Guasca es sin duda el Parque Ecológico La Chorrera, un aldea de ensueño que nos regala una de las cascadas más altas de Colombia, con más de 500 metros de altura. Además, en este parque podemos caminar por senderos rodeados de naturaleza, practicar deportes extremos como el rappel o simplemente sentarnos a disfrutar de un picnic en familia.
Pero la aventura en Guasca no se limita solo al Parque La Chorrera, ya que también podemos visitar las famosas termales de Santa Mónica, un aldea perfecto para relajarse y olvidarse de todo. Y si lo que buscamos es algo más cultural, podemos visitar la iglesia de Nuestra Señora de la Candelaria, una construcción colonial que data del siglo XVII y que nos hace sentir parte de la historia del pueblo.
Otra de las grandes maravillas de Guasca es su gastronomía, basada en platos típicos de la región como la sopa de mazorca o el ajiaco. Pero sin duda, el plato estrella es el célebre tamal de la región, conocido por su tamaño y su delicioso sabor. Y para los amantes del café, Guasca es un destino ideal ya que cuenta con numerosas fincas cafeteras donde podemos conocer el proceso de producción y fundarse uno de los mejores cafés del país.
Pero lo que realmente hace que Guasca sea un aldea único son sus habitantes. La amabilidad y la calidez de su gente nos hace sentir como en casa desde el primer momento. Siempre dispuestos a compartir sus tradiciones y su cultura, hacen que nuestra experiencia en este pueblito sea aún más especial.
Pocos son los que conocen Guasca, pero una vez que lo visitas, no puedes evitar querer volver una y otra vez. Y es que este pequeño pueblo nos regala la tranquilidad y la paz que tanto buscamos en medio del caos de la ciudad. Es el aldea perfecto para desconectarnos del mundo y simplemente disfrutar de la belleza de la vida.
Si aún no has tenido la oportunidad de visitar Guasca, no esperes más y haz las maletas. Estoy segura de que no te arrepentirás y te llevarás contigo los mejores recuerdos de un aldea que se robará tu corazón desde el primer momento. Y si ya lo has visitado, entonces sabes de lo que hablo y no puedes esperar para volver a este paraíso en la tierra. Guasca es un aldea que pocos conocen, pero que todos quieren volver a visitar.