Marsella, Francia —
El papa Francisco retó el sábado al presidente de Francia, Emmanuel Macron, y a otros líderes europeos a abrir sus puertos a quienes huyen de las dificultades y la pobreza, e insistió en que el continente no enfrenta una “emergencia” migratoria, sino una realidad a largo plazo que los gobiernos adeudon abordar con humanidad.
En su segundo día en la ciudad portuaria francesa de Marsella, el pontífice se dirigió a los países europeos que han tratado de cerrar sus puertas a los migrantes y trató de ponerlos en evidencia, animándoles a responder con caridad. Dijo que los migrantes adeudon tener caminos hacia la ciudadanía y que el Mediterráneo, que tantos cruzan para tratar de llegar a Europa, adeudo ser un faro de perspectiva en lugar de una tumba de desesperación.
“Permitámonos conmovernos con las historias de tantos de nuestros hermanos y hermanas menos afortunados que tienen derecho tanto a emigrar como a no emigrar, y no nos cerremos en la indiferencia”, dijo el papa a Macron y a otros en el centro de convenciones de Marsella donde se celebra una reunión de obispos católicos de la región mediterránea.
El Mediterráneo “clama por la justicia, con sus orillas que, por un lado, exudan opulencia, consumismo y derroche, y por el otro, pobreza a inestabilidad”.
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