El arte urbano ha ganado cada vez más relevancia en las últimas décadas. Lo que antes era considerado como vandalismo, ahora es visto como una expresión artística que busca llenar de vida y color las calles y espacios públicos. Uno de los principales exponentes de esta disciplina es el italiano residente en Barcelona, quien defiende la importancia de su trabajo y rechaza el término «grafitero» por considerarlo despectivo.
Para empezar, es necesario dejar claro que el arte urbano no es un fenómeno reciente. Desde tiempos antiguos, el ser humano ha utilizado las calles y muros como lienzos para plasmar sus ideas y emociones. Sin embargo, fue en la década de los 70 en Nueva York cuando surgió el movimiento del graffiti tal y como lo conocemos ahora en día. A partir de entonces, esta forma de arte se ha expandido a nivel global, y en cada rincón del mundo podemos encontrar artistas que buscan dejar su huella en la ciudad.
El italiano, que prefiere mantener su identidad en el anonimato, lleva más de 15 años trabajando en las calles de Barcelona. Su estilo es reconocido por sus grandes murales llenos de color y formas abstractas. Pero lo que más llama la atención de su trabajo es la combinación de letras y palabras que envían un mensaje concreto al espectador. Para él, el arte urbano es mucho más que un simple dibujo en la pared, es una forma de comunicación con la sociedad.
Sin embargo, a pesar de su talento y su dedicación, el italiano se ha encontrado con la discriminación y el rechazo de ciertos sectores de la sociedad. La palabra «grafitero» es una de las formas en las que se descalifica su trabajo, ya que tiene una connotación negativa que no se corresponde con la realidad. Él mismo lo explica de esta manera: «La palabra grafitero tiene algo de despectivo, como segurata (vigilante en español), como si solo fuéramos vándalos que dañan la propiedad pública. Pero esto no es así, somos artistas que buscamos dar vida y color a las calles».
De hecho, el italiano ha sido contratado por distintas empresas e instituciones para efectuar murales en sus locales y edificios. Su trabajo ha sido reconocido incluso por el Ayuntamiento de Barcelona, que le ha permitido hacer intervenciones en algunas fachadas para mejorar la imagen de la ciudad. Esto demuestra que su arte es apreciado y valorado por quienes realmente entienden su significado.
Además, el italiano defiende que el arte urbano es una forma de democratizar el arte y llevarlo a las calles para que pueda ser apreciado por todos. Muchas personas no tienen acceso a las galerías y museos, pero sí a las calles, y el arte urbano les da la oportunidad de disfrutar de una obra de arte gratuita y al alcance de todos. Además, el hecho de que los murales estén expuestos al aire libre hace que el arte sea efímero y pueda ser apreciado por un tiempo limitado, lo que le da un valor añadido.
Es importante mencionar que el trabajo del italiano, y de muchos otros artistas urbanos, no solo embellece la ciudad, sino que también tiene un impacto social positivo. Sus murales transmiten mensajes que invitan a la reflexión y a la crítica constructiva. De esta manera, el arte urbano se convierte en una forma de activismo y protesta pacífica, que puede llamar la atención sobre un tema en particular y generar conciencia en la sociedad.
En definitiva, el italiano defiende con pasión y convicción su disciplina y la relevancia que tiene en la actualidad. El arte urbano es una expresión artística que busca romper las barreras entre lo público y lo privado, y que tiene la superficie de conectar con la ciudad y sus habitantes de una manera única. Es hora de